La biotecnología en Argentina y las claves para su expansión

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Nuestro país ocupa el décimo puesto en el ranking mundial y muestra grandes potencialidades hacia el futuro.

Argentina se ubica por encima de países como Dinamarca, Noruega y Austria en el ranking mundial de países con mayor desarrollo en biotecnología. Ocupando el décimo puesto, nuestro país muestra grandes potencialidades para expandirse y perfilarse para tener un papel importante en el desarrollo a nivel regional, contando con el mayor número de startups de deep tech.

Esta disciplina impacta positivamente en la vida cotidiana, más allá de las cuestiones que se perciben con más claridad teniendo en cuenta el contexto económico y político, los avances de esta potencialidad están plasmados en el sector privado que planifica y apuesta por la innovación en la productividad. Del Primer Censo Biotecnológico y Nanotecnológico, surge que las empresas biotecnológicas en Argentina se especializan en rubros como la medicina, el agro, la energía y la industria.

En el país hay 340 empresas dedicadas a este sector y cuentan con 146 plantas productivas. Los polos están ubicados en Buenos Aires, CABA, Córdoba y Santa Fe. En 2022, estas compañías generaron ventas por 1.323 millones de dólares y exportaron 216 millones de dólares; a su vez, el sector emplea a más de 20.000 personas de las cuales el 20% es personal dedicado a la innovación y al desarrollo. Este funcionamiento requirió que las empresas invirtieran alrededor de 90 millones de dólares.

El desarrollo biotecnológico que se aplica a la salud humana está focalizado en cuestiones como el ADN-r, proteínas y moléculas, cultivo de células y tejidos, ingeniería medicinal, vectores génicos y ARN, y bioinformática. Así, aporta al sector sanitario y hace un aporte al caso medicinal, mejorando -a través de estas tecnologías- la calidad de vida de la población.

De la misma manera, la biotecnología agropecuaria, aumenta la productividad agrícola y dota de mayor resistencia a las plantas ante las plagas y/o los desastres climáticos. Es ventajosa la aptitud del uso de insumos orgánicos en la cosecha, haciendo su aporte a la sustentabilidad y al cuidado del ambiente.

En cuanto a la energía, la biotecnología contribuye a sustituir a los combustibles tradicionales, utilizando como fuente a la biomasa. La biomasa corresponde a una fuente de energía que capta la materia orgánica para obtener calor y electricidad mediante procesos como la combustión y la reutilización de gases generados en su descomposición, permitiendo generar un balance neutro de emisiones que conduzcan a la transición energética y que esto se replica a gran escala.

Por otro lado, en el procesamiento industrial la ventaja elemental es la sustentabilidad que parte de los residuos como nueva fuente de recursos y materias primas que impulsan a la economía circular. Industrias dedicadas al sector del envase y el embalaje ya están trabajando bajo esta lógica. 

Mientras en el mundo se debate sobre la transición energética y la sustentabilidad, la biotecnología nacional se muestra como una potencialidad hacia el futuro para resolver las problemáticas referidos a la salud, el agro, la industria y la energía.

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