¿Sabías que dos argentinos trabajaron en Pollitos en Fuga? 

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La película Pollitos en Fuga, o Chicken Run en su idioma original, es recordada con mucho cariño por haber marcado a una generación. Se guarda en la memoria de quienes crecieron en el 2000, año en el que salió el largometraje.

23 años después de su lanzamiento se anunció la secuela, con la participación de un argentino y una argentina: Julián Villanueva y Mariela Sartori

Tanto la primera como la segunda película fue realizada por Aardman Animations, un estudio que se especializa por la técnica Stop Motion, que consiste en utilizar objetos a los que se le hacen pequeños movimientos en cada foto para que en el montaje cree un movimiento continuo. 

Además de la película mencionada que fue producida en asociación con DreamWorks Animation, el estudio británico realizó obras como “Wallace y Gromit” y “Cordero Shaun”. 

Por si no te acordas de la 1

Si la viste hace mucho tiempo o te viene bien refrescada de memoria, la primera película de Pollitos en Fuga cuenta la historia de un grupo de gallinas que intenta escapar de una granja en la que su vida se encuentra amenazada. En el transcurso, son ayudadas por un gallo llamado Rocky, que se suma a la organización de las mismas.

La secuela, estrenada el 14 de octubre de 2023 en Netflix, retoma la vida de una de las gallinas, Ginger, y el gallo, muchos años después. Ahora formaron una familia y tuvieron a su hija Molly, con quien viven felices en una isla sin explotación humana. Su hija, en un afán de conocer que hay allá afuera, se escapa y llega a una “granja feliz” donde se lleva algunas sorpresas.

Mariela Sartori y Julián Villanueva
Los/as argentinos/as

Mariela Sartori fue parte del departamento de arte de la secuela en el rol de Junior Puppet Maker, mientras que Villanueva trabajó como asistente de animación principalmente realizando los sets de bocas que se usan en las escenas. 

En el 2019 se mudaron de Buenos Aires a Bristol, Reino Unido, para intentar conseguir el trabajo de sus sueños. En diálogo con Télam, contaron su experiencia sobre trabajar en Aardman Animations.

Sobre esta técnica específica de animación contaron: “Nos fascinó mucho el stop motion sobre todo a partir de “¡Piratas! Una loca aventura”, la película de Aardman, de 2012, y “Paranorman”, del mismo año. Ya antes había cosas que pasaba Caloi en “Caloi en su tinta”, Juan Pablo Zaramella, cosas en Canal A, eran cosas que me pasaba mi viejo en VHS. Empezamos a ver los detrás de escena que se podían ver, ahí fue que vimos Chicken Run”. 

“Es extremadamente detallista. A veces, uno se pierde en detalles, pero eso hace la diferencia. Es lo que se puede apreciar en cada película que hace el estudio. Si haces pause y zoom se puede apreciar. Cada cosita está pensada y hecha a mano, pintada de la manera más minuciosa posible. Y todo está organizado”, agregaron.

Por último, reflexionaron sobre esta técnica en Argentina: “El talento está, es cuestión más de presupuesto y de apoyo y empuje a las producciones que se quieren hacer. Hay muchos pitchings (presentaciones), muchos proyectos que se quieren generar, es cuestión de que se apoye más. Lo que acá en Gran Bretaña está desarrollado es una trayectoria y experiencia se logra con tiempo y posibilidades. Si aparecen más posibilidades, si se sigue construyendo… hace mucho que hay mucho trabajo de stop motion en Argentina y Sudamérica, en un tiempo se puede construir cosas”.

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