La Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Santa Fe, acaba de vivir un hecho histórico: Bruno Rodríguez se convirtió en el primer ingeniero ciego en graduarse en esta institución, tras finalizar la carrera de Ingeniería en Sistemas de Información.

Su historia combina esfuerzo personal, acompañamiento institucional y la convicción de que la educación pública puede abrir caminos de integración real. Bruno transitó más de diez años de cursada, con los desafíos propios de una carrera exigente y con la necesidad de adaptar herramientas de estudio a su discapacidad visual.
Aprender a aprender: del braille a la programación
Bruno perdió la vista cuando tenía apenas dos años a causa de un retinoblastoma, un cáncer en las retinas. Primero en un ojo, luego en el otro. Sin embargo, eso no fue un límite para desarrollarse: desde chico practicó deportes como atletismo, natación, ajedrez y fútbol, encontrando siempre maneras de participar activamente.
En lo académico, su recorrido combinó escuelas convencionales y adaptadas. Allí aprendió braille y, más adelante, con el apoyo de una computadora y un lector de pantalla, fue descubriendo nuevas herramientas tecnológicas que le dieron autonomía para estudiar y comunicarse. Ese aprendizaje resultó clave cuando decidió seguir una carrera universitaria vinculada a la informática.
Hoy, además de recibir su título, Bruno ya se desempeña como desarrollador en una empresa local. De hecho, su trabajo final de carrera estuvo vinculado a un proyecto profesional que él mismo venía desarrollando, logrando así que su cierre académico se articule directamente con su presente laboral.
Este cruce entre la universidad y el mundo del trabajo refuerza el valor de su formación: lejos de ser un logro aislado, la graduación de Bruno se convierte en un ejemplo concreto de cómo la educación pública puede generar condiciones para que todas las trayectorias tengan un espacio posible.

Un precedente que abre caminos
La graduación de Bruno Rodríguez no es solo un logro personal. Es también un precedente en materia de inclusión educativa que marca a la UTN Santa Fe y al sistema universitario argentino en su conjunto. Su historia recuerda que las universidades públicas cumplen un rol fundamental al ofrecer oportunidades de formación, promover la diversidad y garantizar que cada estudiante pueda desarrollarse profesionalmente.
Bruno ya es ingeniero. Y su título representa mucho más que una meta alcanzada: es la confirmación de que la educación pública argentina sigue siendo un motor de integración, de igualdad y de futuro.