En el Hospital Garrahan, las madrugadas suelen ser intensas: pasillos en movimiento, guardias atentas, familias que acompañan. Pero días atrás, la escena tuvo un protagonista distinto. Tres camiones de gran porte se detuvieron frente al hospital y, caja por caja, un equipo de operarios comenzó a descargar un dispositivo que marcará un antes y un después en la historia de la salud pública argentina. Adentro viajaba el nuevo acelerador lineal Elekta EVO, una de las tecnologías más avanzadas del mundo para tratar el cáncer infantil.

La instalación del equipo requirió meses de planificación, obras específicas en el área de radioterapia, refuerzos de infraestructura y un operativo técnico que involucró a más de 15 especialistas. No se trataba sólo de incorporar una máquina, sino de inaugurar una nueva forma de cuidar: más precisa, más segura y pensada específicamente para cuerpos en crecimiento.
El Garrahan es el único hospital del país que ofrece radioterapia pediátrica y trata a la mitad de los niños con cáncer de Argentina. Una de cada dos familias que recibe un diagnóstico devastador llega a este lugar en busca de respuestas y acompañamiento. Desde la institución lo resumen de manera contundente: “Estamos recibiendo un equipo que cambia para siempre el tratamiento del cáncer infantil en la Argentina”.
El Elekta EVO se destaca por su capacidad de dirigir la radiación con una exactitud milimétrica, reducir efectos adversos en los tejidos sanos y adaptarse en tiempo real a los cambios anatómicos del paciente. En palabras simples, significa mejores resultados clínicos y menos secuelas en la vida futura de niñas, niños y adolescentes.
El equipo ya está en etapa de montaje y calibración, mientras las y los profesionales se capacitan para su uso. Cada paso del proceso forma parte de un proyecto mayor: el Plan Nacional de Medicina Nuclear impulsado por la CNEA y el plan de obras hospitalarias del Garrahan, orientado a modernizar y fortalecer la atención pediátrica a nivel federal.

La tasa de sobrevida del cáncer infantil en el hospital supera actualmente el 70% a cinco años, un registro comparable al de los centros más prestigiosos del mundo. Para los equipos médicos, esta nueva incorporación no es solamente una herramienta tecnológica sino la posibilidad de seguir ampliando esa cifra y garantizar tratamientos más humanos, menos invasivos y más acordes a las necesidades de la infancia.
La radioterapia pediátrica del Garrahan, única en el país, suma así un refuerzo histórico. Un paso adelante que confirma algo que el hospital viene demostrando desde hace décadas: la salud pública argentina puede alcanzar estándares de excelencia cuando hay decisión política, inversión sostenida y trabajo colectivo.
Y en cada caja descargada aquella madrugada, en cada cable que ahora se conecta, late la misma idea: que ningún niño ni niña en Argentina enfrente el cáncer sin acceso a la mejor tecnología disponible.