El juego no es solo diversión: también puede ser memoria, encuentro y resistencia. Eso propone Mürkantun, un juego de cartas literario creado por la Editorial Tinkuy, que busca revitalizar el mapuzugun, la lengua del pueblo mapuche, originario de Argentina y Chile, a través de dinámicas colectivas que invitan a jugar, pensar y sentir en comunidad.

Un libro-juego que recupera saberes ancestrales
Mürkantun pertenece a la serie de “libros-juego” de Tinkuy, un formato innovador que combina cartas, dinámicas y textos para tender puentes entre lo lúdico y lo literario. Consta de un mazo de 50 cartas, un glosario y propuestas de juego que permiten interactuar con las palabras y el imaginario mapuche.
Entre sus modos de jugar se encuentran dos propuestas:
➜ Mürkantun (Memoria): encontrar pares de cartas que representan conceptos en mapuzugun.
➜ Konew (Adivinanzas): una versión de un juego ancestral mapuche que se transmitía en los inviernos familiares, cuando las adivinanzas fortalecían la palabra y la memoria comunitaria.
Más que entretenimiento, Mürkantun propone que el mapuzugun “vuelva a reír en la boca de las personas”, devolviéndole espacios sociales de uso a una lengua que, por los procesos de colonización y desplazamiento cultural, hoy se encuentra en riesgo.
Una lengua con newen
El mapuzugun (mapu significa tierra y zugun significa hablar, decir) guarda una cosmovisión y una manera única de nombrar el mundo. Cuando una lengua se pierde, se apaga también una forma de mirar, sentir y existir. Por eso, este juego es mucho más que un mazo de cartas: es una herramienta alegre de revitalización lingüística.
Las creadoras del proyecto, Mariana Inés Morán y Vanesa Gallardo Llancaqueo, docentes mapuche, pensaron el juego como una forma de mantener vivo un idioma que sigue construyendo historia.

La potencia de la ilustración
El arte de Mürkantun tiene la impronta de Mónica Bussmann, artista nacida en Brasil y radicada en Bariloche desde 2006. Con un estilo que combina papeles recortados, colores vibrantes y formas llenas de vida, Bussmann le otorga al juego una estética cálida y cercana.
“Dibujo con tijeras”, cuenta la ilustradora, quien encuentra en la naturaleza su mayor fuente de inspiración. Sus creaciones, que van desde murales hasta oráculos, buscan transmitir la idea de que somos parte de un todo frágil y que el arte puede ayudarnos a ser más fuertes y a apropiarnos de nuestra propia historia.
En Mürkantun, sus ilustraciones no solo embellecen el juego: también invitan a visibilizar y dar voz a una lengua que persiste, resiste y sueña.
Jugar para habitar el futuro
En tiempos en los que las pantallas ocupan gran parte de la vida cotidiana, Mürkantun propone otra lógica: detenerse, compartir, escuchar, hablar y aprender. Es una invitación a que el mapuzugun siga habitando nuestras mesas, nuestras risas y nuestros encuentros.
Porque cada palabra es un territorio, y cada juego una posibilidad de volver a encontrarnos.