1° de Mayo: una historia de movilización y lucha

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Cada primero de mayo en todo el mundo se celebra el Día del trabajador y la trabajadora para conmemorar a los Mártires de Chicago, quienes en el año 1886 fueron ejecutados tras realizar una serie de huelgas en reclamo de mejores condiciones laborales. En ese entonces las jornadas laborales eran de hasta 16 horas por día de lunes a lunes. Para millones de hombres y mujeres la jornada se iniciaba a las 4 de la madrugada y terminaba a las 8 de la noche.

Con la consigna “8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas para la recreación”, el 1º de Mayo de 1886 en distintas ciudades de Estados Unidos se organizó una gran huelga que juntó a 350.000 trabajadores, un hecho histórico para la época.

En nuestro país, el primer acto del Día Internacional de los Trabajadores se realizó cuatro años después, en 1890, en el Prado Español de Buenos Aires, y contó con la participación de las organizaciones obreras –mayormente anarquistas y socialistas–, integradas por inmigrantes alemanes, italianos, españoles y portugueses. Desde entonces, cada 1º de Mayo tiene lugar una jornada de manifestación y demanda por parte de los trabajadores y las trabajadoras. En 1930, durante su segundo mandato, Hipólito Yrigoyen instituyó por decreto el 1º de Mayo como “día de fiesta en todo el territorio de la República”. Recién en 1976 en nuestro país, el 1° de Mayo sería feriado nacional según la Ley N° 21.329.

A partir de la asunción a la presidencia de Juan Domingo Perón, en 1946, algunas de las reivindicaciones que las trabajadoras y los trabajadores habían anhelado se fueron concretando en derechos, y ellas y ellos fueron reconocidos en el espacio público.

Derechos de los trabajadores en Argentina

El artículo 14 bis de la Constitución Nacional dispone una serie de derechos para las y los trabajadores. Entre ellos podemos encontrar: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagas; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática reconocida por la simple inscripción en un registro especial. 

Asimismo en dicho artículo se garantiza el derecho de los sindicatos a entablar negociaciones colectivas, a recurrir a la conciliación y al arbitraje, al derecho de huelga, y a la protección de los representantes sindicales.

La primera legislación laboral de Argentina fue adoptada por primera vez en los primeros decenios del siglo XX. Como otros países de la región, las primeras cuestiones reglamentadas fueron el descanso semanal y el trabajo de las mujeres y los menores de edad. En 1915 se adoptó una ley sobre accidentes laborales y enfermedades en el trabajo. Después, otras leyes trataron cuestiones como las horas de trabajo (1929), y la terminación del empleo (1934). Las bajas remuneradas y la organización de sindicatos fueron reglamentadas en los años cuarenta, por el entonces secretario de Trabajo, el Coronel Perón, y la negociación colectiva fue reglamentada en los años cincuenta.

El 24 de febrero de 1947 el general Juan Domingo Perón, en un acto organizado por la CGT en el Teatro Colón, proclamó los Derechos del Trabajador haciéndose intérprete de los anhelos de justicia social que alientan los pueblos, y teniendo en cuenta que los derechos derivados del trabajo, al igual que las libertades individuales, constituyen atributos naturales, inalienables e imprescriptibles de la personalidad humana.

La proclama sintetizaba 10 derechos básicos: derecho al trabajo, a una justa distribución, a la capacitación, a condiciones dignas de trabajo y de vida, a la salud, al bienestar, a la seguridad social, a la protección de la familia, al mejoramiento económico y a la defensa de los intereses profesionales.

Estos derechos, fueron posteriormente formalizados a través de un decreto del Poder Ejecutivo Nacional el día 7 de marzo de 1947, y luego fueron incorporados en el artículo 37 de la Constitución de la Nación Argentina, sancionada por la Convención Constituyente, el 11 de marzo de 1949.

Ni Dios, ni patrón ni marido

Virgina Bolten nació en 1876 en la ciudad de San Luis, fue una activista anarcofeminista fuertemente reconocida por su lucha sindical y política en Argentina y Uruguay. A los veinte años encabezó la primera manifestación del 1º de Mayo realizada en la ciudad de Rosario, y se convirtió en la primera mujer oradora en una concentración obrera. 

Virginia Bolten

“Trabajó en la Refinería Argentina de Azúcar, en ese momento la empresa más grande del rubro en Sudamérica, donde observaba las pésimas condiciones laborales de las mujeres (…) El 1º de mayo de 1890 Rosario celebró el primer Día del Trabajador y Bolten arengó a los obreros con un encendido discurso revolucionario. Ella subió al escenario vestida de negro portando la bandera del anarquismo y denunciando la explotación laboral de las mujeres. Era una mujer tan fogosa que la llamaban la ´Luisa Michel´, en honor a la heroína de la Comuna de París” – comentó en una nota para Télam la historiadora Usenky.

Fue detenida en numerosas oportunidades por la policía debido a su comportamiento subversivo frente a las fuerzas armadas, sus enérgicos discursos en la vía pública y por difundir propaganda anarquista a sus compañeros y compañeras de la refinería.

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