Ricardo Figueroa es gomero en Córdoba y realiza campañas para conseguir alimentos para niños y niñas que viven en la Puna de Jujuy y Salta.
Ricardo Figueroa, conocido como “Goyo”, es un gomero de la provincia de Córdoba que ejerce esta profesión desde su adolescencia. Desde 1975, trabaja a la vera de la ruta 9 que atraviesa Jesús María, donde comenzó en este oficio junto a su padre y sus dos hermanos.
El hijo de Goyo trabaja en una empresa de la ciudad, donde tiraba montañas de cartones en contenedores, entre otras tareas. Hace dos años, este hecho despertó en el gomero cordobés la idea de comenzar a realizar una tarea solidaria, colaborando con la Fundación “Los Niños del Mañana”. Así, logró que le donen el cartón y comenzó a venderlo. Con lo recaudado, se propuso realizar compras de mercadería y compras comunitarias para otras delegaciones, sumándose al camino emprendido por la Fundación que en su página oficial señala estar destinada “a niños de 0 a 13 años de edad, que se encuentran en zonas inhóspitas e inaccesibles de la cordillera argentina, con temperaturas en invierno de 30 grados bajo cero, fuertes vientos, sin agua potable, sin luz, sin viviendas dignas”, a la vez que aseguran no identificarse “con banderas políticas ni religiosas, pero sí espirituales, transmitiendo cariño, valores, sueños e ilusiones, sin más recursos que el ejemplo y la acción”.
Esta ONG tiene sede central en la ciudad de Huerta Grande y ayudan a comunidades vulnerables de la zona cordillerana de Salta y de Jujuy, aunque también tienen presencia en provincias como Catamarca y Santiago del Estero.
Cada dos meses, parte desde la Fundación un camión con 6.000 kg de alimentos en 480 bolsones que se distribuyen en regiones alejadas de los centros urbanos, en parajes a los que solo se puede llegar con transporte adecuado para la calidad de los terrenos, siendo una zona complicada para circular y desplazarse.
Ricardo se convirtió en el referente de la cabecera de la Fundación en el norte de Córdoba, pero también hay otras sedes en Villa María, el Valle de Punilla, Córdoba Capital y Buenos Aires.
“Es la forma de agradecer lo que la vida me dio, simplemente eso, a mí la vida me aportó mucho, una hermosa familia, unos hermosos hijos, una casa, un trabajo, un auto, y es la forma de retribuir agradecimiento, y sería lindo que mucha gente lo hiciera porque en realidad es una manera de ayudar a esta gente que muchas veces es olvidada”, destacó Goyo, y además explicó que la labor de la Fundación “está abocada para la educación de estos chicos, para darles un mejor bienestar en la zona de alta montaña”.