Las Fuegas son una red de mujeres y diversidades de las Brigadas Forestales Comunitarias de Sierras Chicas, Córdoba. Con un profundo conocimiento del territorio que habitan y el manejo del fuego, hoy enfrentan los incendios que se extienden por la provincia, protegiendo el monte cordobés.

En 2022, a partir del femicidio de Luana Ludeña, un grupo de mujeres de Córdoba decidió organizarse y capacitarse en el conocimiento del territorio, el manejo del fuego y las particularidades del ecosistema en donde viven. Hoy, ante el avance de incendios que mantienen a la provincia en alerta amarilla, estas brigadistas forestales provenientes de distintos pueblos cordobeses crearon la red Fuegas, con la misión de combatir el fuego y proteger el monte nativo cordobés.
Este grupo se concentra en el corredor de Sierras Chicas, que está integrado por pueblos y comunas como Unquillo, Río Ceballos, Salsipuedes, Agua de Oro, Cerro Azul, Villa Animí y Ascochinga. Esta zona, es de las más afectadas junto al Valle de Punilla por los incendios forestales que se generaron en los últimos años. En 2020 se quemaron 340 mil hectáreas de monte, lo que equivale a lo incendiado en toda la década anterior y 16 veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires.
Las brigadas en Córdoba comienzan a surgir luego de que en 2020 se quemaran más de 300.000 hectáreas. La respuesta comunitaria por parte de los vecinos y vecinas que estaban en la zona de interfase con el monte y trabajaban en distintas organizaciones vinculadas al cuidado ambiental. “En las brigadas hay docentes, guardaparques, escaladores, personas que ya tenían un modo de vida en el que se sentían parte de este lugar”, afirmaron desde Fuegas.
Aprendiendo los modos de trabajo seguro en incendios forestales, las brigadistas se fueron organizando con una perspectiva proteccionista, poniéndose el equipamiento y saliendo a combatir los incendios.

“Estamos presentes con nuestros cuerpos en un lugar donde el Estado viene operando impunemente hace muchos años promoviendo incluso la quema controlada para favorecer el negocio extractivista. El fuego es instrumentado como herramienta de devastación porque es baratísimo, mucho más que usar topadoras”, expresó Victoria Prado, de la brigada Chiviquín de Unquillo.
Estas brigadas también recolectan y analizan datos para elaborar informes. En marzo compartieron su lectura tomando dimensión de los incendios del 2021, desplegando un importante potencial de investigación propia. “Esto nos permite entender con claridad, y de manera simple, cómo fue que trabajaron las instituciones; cómo fue que hicieron un ‘manejo del fuego’ acorde a la política de Estado, ejecutando de manera muy prolija lo que podríamos denominar una ‘quema controlada’, en la intención de avanzar con una serie de negocios ilegítimos sobre los territorios quemados” detallaron en el informe.