Este nuevo compuesto ya fue testeado en estudios preclínicos y se patentó en Estados Unidos y en la Unión Europea.
Un equipo de especialistas del Conicet, de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) llevó adelante el desarrollo de una nueva molécula que demostró, a través de ensayos preclínicos, una mejora de los síntomas característicos de la enfermedad de Parkinson y una relevante actividad neuroprotectora. Este proyecto consiste en una colaboración también con la colaboración de la empresa biotecnológica Sky Bio LLC.
Esta nueva molécula, llamada Pegasus o DAD 9, tiene una acción que consta de dos instancias: por una parte, es un “agonista dopaminérgico” que tiene una función similar a la dopamina, un neurotransmisor esencial en el cerebro. Mientras que por otra parte, tiene una actividad neuroprotectora que impide la formación de especies tóxicas de la proteína alfa-sinucleína que representa uno de los causantes principales de la patología.
Desde el organismo de ciencia, informan que esta molécula tiende a mejorar los síntomas y evitar la progresión de los daños neuronales. El siguiente paso es la inscripción del desarrollo en la Food and Drug Administration (FDA) que brindaría la autorización para poder iniciar las pruebas clínicas en humanos.
El equipo de investigación está formado en su totalidad por: Rosana Chehín, Oscar Varela, César Ávila, Benjamín Socías, Diego Ploper, Esteban Vera Pingitore, Silvina Chaves, Verónica Manzano, Rodrigo Tomas Grau, Florencia González Lizárraga, Adriana Kolender y Agustín Pernicone.
“Hace 10 años venimos desarrollando estudios sobre las bases moleculares de la enfermedad de Parkinson, justamente porque entendiendo qué es lo que produce la enfermedad, qué es lo que mata a las neuronas dopaminérgicas en la patología, uno puede encontrar cómo proteger esas neuronas o cómo inhibir el daño neuronal”, explica Chehín. Y agrega: “Fuimos con un grupo de químicos de síntesis de la UBA para ver si podíamos llevar adelante un ambicioso proyecto que era la síntesis de una molécula, lo que se conoce como diseño racional de fármacos. En palabras simples, buscábamos desarrollar una molécula capaz de hacer lo que nosotros queríamos. Y así llegamos a Pegasus”, explica Rosana Chehín, investigadora del Conicet, docente de la UNT y directora del Instituto de Medicina Molecular y Celular Aplicada, y agrega que: “en la enfermedad Parkinson lo que le ocurre a los pacientes es que por un proceso degenerativo en el cual una proteína que todos tenemos en las neuronas comienza a volverse tóxica, esa conversión hay que tratar de inhibir para tratar de preservar las neuronas dopaminérgicas. En ese sentido, las tetraciclinas actuaban muy bien”.
Además, la investigadora asegura que de resultar positivas las pruebas en humanos, esta nueva molécula podría dar paso a una alternativa para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, ya que la levodopa es el fármaco que se utiliza hace 60 años para el Parkinson y que el mismo puede generar efectos adversos.
Esta noticia se da en un contexto de alerta a nivel mundial por el ascendente aumento de casos de Parkinson. Según lo que informa la Organización Mundial de la Salud (OMS) el número de personas afectadas duplicó su prevalencia en los últimos 25 años.