La utilización de este recurso biomásico autoabastece a los 3.000 habitantes del pueblo cordobés, Ticino, con una propuesta de energía renovable que le dio respuesta a un largo problema para sus habitantes.
Ticino se encuentra a 200 kilómetros de la Ciudad de Córdoba, y cuenta con 3.000 habitantes. Durante el apagón nacional de junio de 2019, y también a principios de 2023, en este pueblo ubicado en el Departamento General San Martín, los televisores estaban encendidos gracias a la generación de energía renovable, encontrando en la cáscara de maní un recurso biomásico que evitó que el servicio eléctrico se vea afectado. De esta manera, se pudo solucionar una problemática social y ambiental.
En Córdoba se encuentra el cordón manisero, que abarca varias ciudades y pueblos, incluyendo a Ticino, produciendo alrededor del 80% del maní en el país. Argentina es el tercer mayor productor de maní del planeta, detrás de China y Estados Unidos, destacándose la producción nacional por las condiciones climáticas, siendo requerido en grandes cantidades en mercados europeos y latinoamericanos. A pesar del crecimiento en ventas locales y exportaciones, el problema ambiental no tardó en llegar: se desechaban cerca de 45.000 toneladas de cáscaras de maní y eran acopiadas en algunos campos, generando condiciones de humedad que derivaban en incendios, afectando la vida cotidiana de los y las habitantes del pueblo.
Esta situación impulsó una iniciativa realizada por la empresa manisera Lorenzatti Ruech, y la creación de la firma Generación Ticino Biomasa. A la inversión privada se le sumó la asistencia estatal a través del programa ‘Renovar’, que está orientado a apoyar proyectos sobre la generación eléctrica a base de fuentes renovables y así, poder transformar la matriz energética para cuidar el ambiente.
Este sistema comprende complejidades desde sus inicios, pasando desde la llegada de las cáscaras a la planta de generación eléctrica mediante camiones y mediante transporte neumático. Luego, se descarga en celdas y galpones de acopio que mantienen la calidad de las cáscaras de maní. De ahí, se traslada a la caldera, se quema por etapas hasta que quedan las cenizas.
El procedimiento continúa con el calentamiento del agua y la obtención del vapor saturado, se vuelve a pasar otra vez por la caldera y se transforma en vapor a una temperatura muy alta que gira a 6.500 revoluciones y luego reduce a 1.500, transformando la velocidad en fuerza y pasando de una energía térmica a una energía mecánica. El vapor entrega toda su energía, se hace agua y vuelve a la caldera para reiniciar el proceso.
El ciclo se repite constantemente las 24 horas del día y los 365 días del año. Este trabajo está realizado por más de 30 personas, entre quienes trabajan en la caldera y en el movimiento de la biomasa.
La capacidad energética puede abastecer a 6.000 familias, lo que puede alcanzar a casi 20.000 personas, mientras que en la localidad viven cerca de 1.300 familias. Así que, se deja un sobrante que en casos extremos puede brindar servicio a cuatro pueblos aledaños.
Ticino se posiciona como un ejemplo de la producción de energías renovables y sostenibles a nivel nacional, lo cual necesita del entramado generado por la iniciativa privada y pública de llevarlo a los hechos, ofreciendo un camino de transformación de la matriz energética y la determinación de cuidar el ambiente.