Científicas del CONICET crearon bizcochos saludables y proteicos

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Luego de la implementación de la popularmente conocida como Ley de Etiquetado Frontal, la mayoría de los productos que consumimos para acompañar el mate, como las galletitas y los bizcochos, cuentan con alguno de los octógonos negros en sus paquetes. Sin embargo, las científicas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), desarrollaron una alternativa saludable para que podamos disfrutar.

Con el objetivo de elaborar una opción que no cuente con los sellos de la Ley de Etiquetado Frontal, desde el CONICET y la Universidad Nacional de La Plata, se encuentran trabajando en la creación de galletitas de trigo más saludables y proteicas, con harina de tomate, legumbres y semillas.

La iniciativa desarrollada por la Dra. María Cecilia Puppo, vicedirectora del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA), en conjunto con varios grupos de investigación, está acompañada por la PyME platense Don Campostrini, liderada por Jorge Campostrini, que se encargará del proceso final para que el producto llegue a la población en general.

Un estudio del año 2014 realizado por la Subsecretaría de Alimentos y Bebidas, estima que cada persona en nuestro país consume alrededor de 10 kg de bizcochos al año. Por eso, se busca lograr una receta alternativa y saludable, en un clásico de los argentinos y las argentinas. Semillas de amaranto, chía, harina de trigo, de garbanzo y polvo de tomate, son los ingredientes que buscan reemplazar a las grasas y a los elementos que no contribuyen de manera positiva nutricionalmente.

“Estamos tratando de comprobar si el procesamiento de las galletitas logra cambiar la estructura del almidón, de modo que contribuya a bajar la liberación de glucosa en sangre, como ocurre con las pastas elaboradas con trigo candeal, por ejemplo. Eso sería muy importante para personas con diabetes”, explicó Puppo. Además, detallaron que los ingredientes que se utilizan pueden aportar cualidades positivas para contrarrestar a los llamados radicales libres que se vinculan al envejecimiento y a enfermedades cardiovasculares, y también, disminuir la hipertensión y el colesterol.

“Trabajamos en alimentación saludable y al mismo tiempo con la recuperación de residuos de la producción hortícola, como la producción del tomate, que es estacional y muchas veces está en buen estado pero tiene alguna manchita u otro rasgo que hace que no sea seleccionable para la venta en fresco, pero se puede procesar”, agregó la doctora.

Las investigadoras siguen abocando a la formulación óptima del bizcocho, desde la materia prima hasta el producto terminado. La intención es generar las condiciones para que el nuevo producto tenga mayor vida útil en las góndolas, manteniendo sus características saludables y que sea apetecible para quienes lo consuman.

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