La argentina Cecilia Garraffo dirige el primer centro de IA aplicada a la Astronomía

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Graduada en la Universidad Nacional de La Plata y con un doctorado en la UBA, Cecilia Garraffo se destaca en una actividad innovadora a nivel mundial.

La investigadora argentina Cecilia Garraffo fue seleccionada para dirigir el primer Centro de Inteligencia Artificial aplicado a la Astronomía (AstroAI), que depende de la Universidad de Harvard y el Instituto Smithsoniano. Garraffo es licenciada en Astronomía por la Universidad de La Plata y doctorado en la Universidad de Buenos Aires. 

Abrió su camino en el mundo de la investigación y la tecnología, y a pesar de que no le fue fácil construir su rumbo, pudo ir creciendo paso a paso. “Me interesaba muchísimo el universo, leía los libros de Stephen Hawking y me había apasionado la película Contacto. Decidí estudiar Astronomía y hoy siento que es un privilegio”, contó Cecilia.

Si bien la joven comenzó estudiando para actuaria, al tercer año se enfrentó a una crisis vocacional y se decidió por la Astronomía. “La astronomía es un campo muy nuevo que ofrece múltiples oportunidades. Es una experiencia de humildad, porque todavía hay muchas cosas por aprender, pero estoy orgullosa de la comunidad que creamos”, destacó en diálogo con El Destape, y agregó: “Me costó mucho decidirme a estudiar Astronomía. Cuando trabajé en física teórica, fue complicado ser mujer porque era un ámbito eminentemente masculino. Pero en computación es aún peor, la pasé muy mal. Hubo reuniones de las que salía casi llorando porque los colegas ignoraban lo que decía y después lo repetían como si fuera una idea propia. Era muy violento”.

Cecilia se mudó a Estados Unidos para cursar su doctorado en la Universidad de Brandeis, en un grupo liderado por Stanley Deser, que trabaja en su intención de reconciliar la mecánica cuántica con la teoría de Albert Einstein. Hoy, Garrafo conduce el proyecto AstroAI junto a 50 investigadores e investigadores de diferentes disciplinas que se proponen aplicar la potencia de la inteligencia artificial al procesamiento e interpretación de información para avanzar hacia nuevos descubrimientos y poder profundizar líneas de investigación.

En su desempeño académico, Cecilia se dedicó a investigar las redes neuronales y el aprendizaje automático, especializándose en astrofísica computacional en el Centro de Astrofísica (CAF) que depende de la Universidad de Harvard y del Smithsonian Institute. Al poco tiempo se incorporó como investigadora al Departamento de Computación de Harvard. Fue entonces, donde la IA comenzaba a tomar impulso, lo que llevó a investigar sobre el tema y dar clases, al mismo tiempo que colaboraba con el telescopio de Rayos X Chandra y con el Event Horizon Telescope (EHT), que lograría generar la primera imagen de un agujero negro.

Esta etapa coincidió con el proyecto presentado por un grupo de estudiantes especialistas en astrofísica y en computación. “Vi que la fórmula funcionaba y entendí que la razón por la que muchas veces fracasa es porque no hay nadie que facilite la comunicación. Haberme formado en computación y al mismo tiempo en Astrofísica, me ayudó a establecer un diálogo fluido entre estas dos comunidades que manejan lenguajes tan diferentes”, dijo Garrafo que tras introducirse en esta área de conocimiento volvió a trabajar en Chandra y comenzó a recibir pedidos de colaboración en diferentes trabajos. Tras una prueba piloto que fue un éxito, el grupo pasó de 4 proyectos a 37 en tres meses. Al ver su desempeño, la directora creó el centro AstroIA y la puso a cargo del mismo.

“Cuando usamos herramientas de IA, podemos descubrir cosas que con los métodos tradicionales no nos son accesibles. Con los primeros, uno busca algo en particular. Con inteligencia artificial, empleando los sistemas más básicos de aprendizaje no supervisado, se pueden hacer conjuntos de datos y así encontrar patrones que no son obvios para el ojo humano ni para nuestros instrumentos. Allí hay una oportunidad de descubrimiento inmensa”, afirmó la astrónoma argentina al referirse a los grandes beneficios que representa contar con la inteligencia artificial en las investigaciones, y profundizó: “Uno conoce los riesgos y sabe lo que implican. Pero lo que puedo decir es que le vemos mucho, mucho potencial. La IA tiene numerosas aplicaciones positivas. El reemplazo de la persona por la máquina no es nuevo, pero en este ámbito nadie tiene miedo de perder el trabajo por estos sistemas. Al contrario, nos permite liberarnos de la parte tediosa de nuestra tarea y tener más tiempo para escribir papers, para presentar propuestas”.

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