17 años de la ESI: una ley necesaria

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El 4 de octubre de 2006 se sancionaba la Ley de Educación Sexual Integral, una que marcó un antes y un después en el terreno de los derechos conquistados pero que todavía tiene muchas deudas pendientes respecto a su aplicación y respeto. 

Con resistencias en el pasado y el presente, la Ley N° 26.150 se constituye como una herramienta fundamental en la prevención de violencias, la construcción de igualdad y diversidad, la identificación de abusos, el cuidado personal y de los demás, y sobre todo, sostiene a la información como instrumento para la libertad. “Es una herramienta clave para que infancias y adolescencias conozcan sus derechos y puedan tomar decisiones informadas sobre el cuidado de su cuerpo y los de los demás. También habilita la posibilidad de preguntar, indagar, dialogar, cuestionar y recibir información confiable, clara y accesible. Y nos permite reflexionar sobre estereotipos de género, vínculos, consentimiento, identidad y salud sexual reproductiva y no reproductiva” indicó el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad en sus redes sociales.

ESI en números

 Casi el 80% de los niños víctimas de abuso sexual identificaron y denunciaron la situación a raíz de clases de ESI.
 En el 75% de los abusos, el agresor es un familiar y en el 53% de los casos, sucede en el hogar de la víctima. 
 El 50,63% de los encuestados pudo identificar situaciones de violencia entre sus amistades a partir de recibir ESI.
 En Argentina, los embarazos adolescentes bajaron 55% entre 2015 y 2020.
 El 60% de las infancias aseguran que tienen conocimientos sobre ESI, pero no los aprendieron en la escuela.

¿Qué dice la ley?

La norma reconoce el derecho de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas a recibir educación sexual integral en todos los establecimientos educativos del país, de todos los niveles, modalidades y tipos de gestión.

Tiene como objetivos principales incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas; Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral; Promover actitudes responsables ante la sexualidad; Prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual y reproductiva en particular; Y procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres.

Para eso, trabaja con cinco ejes conceptuales:
 El cuidado del cuerpo y la salud.
 La valoración de las emociones y de los sentimientos en las relaciones interpersonales.
 El reconocimiento de la perspectiva de género.
 El respeto de la diversidad.
 El ejercicio de los derechos concernientes a la sexualidad.

En conjunto con la ley, se creó el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (PNESI) ¿Con qué fin? El de coordinar el diseño, la implementación, el monitoreo y la evaluación de la ESI en todo el país. 

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