Como todos los años, miles de fieles de diferentes barrios se movilizaron hasta la reconocida basílica, durante el sábado 30 de septiembre y el domingo 1° de octubre.
La peregrinación tiene un sentido histórico que jalona la vida del pueblo argentino con su fe.
El pueblo argentino está unido a la Virgen de Luján en una tradición que se repite año tras año, representando un suceso que atraviesa el primer domingo de octubre, con una participación creciente de miles de personas que llevan hasta la reconocida basílica, manojos de pedidos, agradecimientos, promesas y fe. La peregrinación a Luján moviliza una verdadera marea humana, que en esta edición se convocó bajo la premisa “madre estamos en tus manos, danos fuerza para unirnos”.
La primera peregrinación juvenil a Luján, data del 25 de octubre de 1975 y desde ahí nunca dejó de hacerse, aumentando el grado de participación en las caminatas, convirtiéndose en el acto de fe con mayor masividad en el país. En 2013, con la designación de Jorge Mario Bergoglio como el papa Francisco, la peregrinación alcanzó a más de 2 millones de personas, significando un récord hasta el momento.
En esta edición número 49, la columna con la Imagen Peregrina, partió el sábado a la mañana desde el santuario de San Cayetano, ubicado en el barrio de Liniers, recorriendo casi 60 kilómetros hasta el Santuario de Nuestra Señora de Luján.
El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, se hizo presente en el santuario del barrio porteño, dando el inicio formal de la procesión.
Es así que este sábado de primavera tuvo el condimento de contar con largas filas de personas caminando hacia un mismo sentido y con diferentes propósitos. Entre música, banderas, camisetas de fútbol, botellas de agua, entre otros aspectos, avanzó la columna con fieles de todas las edades hacia la Basílica de Luján, acompañados por equipos sanitarios que brindaron asistencia médica e hidratación. La caminata se pudo seguir en vivo por el canal de Youtube LaPereLuján.
El arzobispo García Cuerva también caminó junto a los fieles en el trayecto hasta Luján, en un hecho histórico, y señaló: “Es como un baño de pueblo que nos podemos dar los sacerdotes y, en mi caso, como arzobispo; y al mismo tiempo hay un pueblo creyente que se moviliza”.
“Llevar a la patria en el corazón de los peregrinos es un signo de lo que tenemos que vivir. Vivir unidos como hermanos, caminando juntos, construyendo la historia, codo a codo. Sin grietas o heridas ideológicas que arman otros y que las sufre el pueblo. Y la Virgen nos une”, expresó el arzobispo, y agregó: “Que esta peregrinación sea verdaderamente un signo de cómo queremos caminar los argentinos: unidos, ayudándonos unos a otros, acompañándonos en el camino y tratando de llegar juntos a la meta”.
La peregrinación a Luján, marca un rasgo central de la identidad nacional, retomando una conciencia histórica y religiosa de nuestra patria. El amor por nuestra casa común y el conjunto de motivos que congregan a miles de fieles hacia la Basílica de Luján, expresan un sentimiento genuino que crea vínculos de fraternidad en nuestra sociedad.
“Es hora de fraternidad, es tiempo de unirnos”, concluyó García Cuerva, al presidir la tradicional misa en Luján.
