Durante los últimos días, el racismo en el fútbol volvió a tomar el centro del debate a partir del episodio que sufrió el jugador brasilero Vinicius Junior, que recibió insultos racistas por parte de la hinchada rival, en el encuentro que disputó su equipo Real Madrid ante Valencia en el Estadio Mestalla por La Liga española. En señal de solidaridad para el jóven brasilero, este lunes se apagaron las luces de la icónica figura ubicada en Río de Janeiro.
“Negro e imponente. El Cristo Redentor lució así hace poco. Agradezco mucho toda la cadena de cariño y apoyo que he recibido en los últimos meses. Tanto en Brasil como en el mundo. Sé exactamente quién es quién. Contad conmigo porque los buenos son la mayoría y no me rendiré. Tengo un propósito en la vida y si tengo que sufrir más y más para que las generaciones futuras no pasen por situaciones similares, estoy listo y preparado”, escribió el jugador del Real Madrid en sus redes, compartiendo una imagen del Cristo Redentor apagado, a la vez, confesó tener su deseo de “inspirar y traer más luz”.
Por su parte, el presidente de Brasil, Lula Da Silva condenó los ataques que sufrió Vinicius el domingo pasado y pidió que tanto la FIFA como La Liga, tomen serias medidas para esclarecer los hechos e identificar a los responsables. “No podemos permitir que el fascismo y el racismo se tomen los estadios de fútbol”, dijo el mandatario antes de empezar la rueda de prensa sobre el balance de su participación en la cumbre del G7, en representación de latinoamérica.
“Todo ha quedado registrado. Pero el discurso siempre recae en que son casos aislados. No, no son casos aislados. Son episodios continuos repartidos por varias ciudades de España”, describió el delantero de 22 años. “Tenemos un problema de comportamiento, de educación y de racismo”, asumieron desde la Real Federación Española de Fútbol.
Desde el Valencia CF, repudiaron los hechos, condenando de manera enérgica y tajante al racismo y a la violencia en todas sus formas. El club en cuestión, insiste desde hace años en la lucha contra el racismo, remarcando la necesidad de tener un protocolo propio para accionar ante estas lamentables situaciones en los eventos deportivos.
Mientras tanto, en nuestro continente, la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), modificó el artículo 17 de su Código Disciplinario, endureciendo las sanciones para los clubes cuyos aficionados “insulten o atenten contra la dignidad humana de otra persona o grupo de personas, por cualquier medio, por motivos de color piel, raza, sexo u orientación sexual, etnia, idioma, credo u origen”.
El deporte en todas sus disciplinas debe acercarnos, hermanarnos e inculcar valores fundamentales, entre ellos, el respeto entre rivales. Competir y alentar, no debe ser causal de discriminación ni de racismo. La lucha colectiva y solidaria contra estas expresiones, debe replicarse en todas partes del mundo como símbolo de transformación.