Con 2.500 habitantes, un pueblo italiano llamado Lungro se caracteriza por mantener durante décadas una tradición bien argentina.
En un pueblo al sur de Italia existe una costumbre que está muy arraigada a una tradición identitaria de nuestras tierras. Si bien es de público e histórico conocimiento que hace muchos años se produjeron fuertes olas migratorias que vinieron de Italia a la Argentina, poco se sabe sobre si retornaban a su país natal y mucho menos si llevaban algún hábito criollo bajo el brazo para continuarlo en el viejo continente.
Pero para sorpresa de mucha gente, el mate, esa compañía que suele abundar en los lugares de trabajo, en largas horas de estudio, en el encuentro de las personas y en la vida cotidiana en sí, también es un símbolo característico de Lungro, un pueblo de 2.500 habitantes ubicado en la provincia italiana de Cosenza. En este lugar, cada 1° de agosto se celebra la Fiesta del Mate Argentino que incluye baile, música, espectáculos, comidas típicas y mateadas populares. Se dice que la típica infusión rioplatense fue transmitida por aquellos italianos e italianas que habían emigrado a nuestro país en el siglo XIX y XX: cada habitante de Lungro que se asentaba en Argentina, mandaba mate, bombilla y yerba para su Patria de origen, y muchas de esas personas incorporaron esa bebida a su consumo diario.
Tanto se instaló esta costumbre en Lungro, que algunos elementos cambiaron de nombre, adecuándose al idioma arbëreshë. Así, el mate se llama “kungullo”, la bombilla se llama “pumbixhi” y el recipiente que se usa para calentar el agua se denomina “çikullatera”. Curiosamente esta lengua no es de origen italiano, sino que proviene de Albania y llegó al pueblo para quedarse desde hace seis siglos atrás.
“Se prepara con azúcar, un trozo de carbón caliente, que luego se retira, y una piel de naranja para mejorar el sabor. Después se agrega la yerba mate y el agua caliente», explicó Clemente Rennis, administrador de la cuenta de Instagram @VisitLungro-Ungra, que promueve el turismo en esa localidad.
El mate tiene hasta su “canzone” creada por Anna Stratigó e interpretada por niños y niñas en el idioma arbereshe, con la que empieza la Fiesta del Mate, cada 1° de agosto en la Plaza del Mate, que queda frente al Palacio Stratigò, la casa que pertenece a la familia de Anna desde hace quince generaciones y es muy reconocida en Lungro. En ese mismo lugar, funciona la Academia del Mate, la Casa Museo del Risorgimento, la Oficina della Música, un Bed & Breakfast y la Casa del Mate, única en toda Europa.
El Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) estuvo realizando algunas acciones para poder fortalecer la presencia de la infusión en la localidad, como así también, en otros puntos de Italia. De esta manera, pudieron desarrollar una reunión virtual entre los representantes de la INYM, el INTA y la Facultad de Ciencias Forestales de la UNam, y funcionarios/as y habitantes de Lungro.
Otro gran embajador del mate, sin dudas es el papa Francisco. El Sumo Pontífice, de nacionalidad argentina y cumpliendo sus funciones en la capital italiana, se muestra habitualmente tomando mate y esto potencia la relación de ambos países con respecto al impulso que se le busca dar. Cabe recordar, que el papa argentino es de extracción Jesuita, y fueron estos quienes iniciaron la industrialización y exportación de yerba mate, llevándola al territorio europeo, donde el mate fue conocido como el “té de los Jesuitas”.