María Belén Silvestris se metió en la historia grande del montañismo sudamericano al completar el desafío conocido como “Seven Summits”.
La andinista argentina de 34 años, María Belén Silvestris, hizo historia en el montañismo sudamericano al convertirse en la persona más joven de la región en completar un reconocido desafío a nivel internacional llamado “Seven Summits”. Este desafío consiste en escalar los picos más altos de las montañas de cada uno de los siete continentes, terminando por el ascenso al Monte Everest, que es la cima más alta de todo el planeta. La perseverancia y el coraje fueron los motores fundamentales de Silvestris para perseguir este sueño, sumándole el compromiso y la pasión que emplea en la actividad.
Silvestris se destacó por una gran capacidad física, pero por sobre todo, por una determinación sólida a la hora de afrontar este reto. Simboliza en el Everest un logro que no solamente es personal, sino también, se convierte en un hito para los y las montañistas de sudamérica, demostrando el talento emergente con el que cuenta el alpinismo en la región.
“El 21 de Mayo a las 10:30 AM (hora nepalés), Sonam (sherpa / amigo de por vida) y yo, llegamos a la cumbre del Everest y con ese acontecimiento cumplía un sueño que empezó hace 9 años, casualmente en este mismo lugar. Con esta última montaña pero la más importante y por la que empecé el desafío de las 7 cumbres, terminé ese mismo día de escalar la cumbre más alta de cada continente”, comentó la argentina en su cuenta de Instagram.
El camino al Everest le llevó otros desafíos a María Belén: la primera montaña fue el Kilimanjaro en Tanzania, África. Luego, le siguió Rusia, el Monte Elbrus y, ya en territorio nacional, llegó el turno del Aconcagua. A la hora de querer llegar a la cima del Everest, se encontró con el frío extremo y el riesgo de congelamiento; para esta tarea fue central el rol de los sherpas, fundamentales para hacer cumbre en la montaña más alta del mundo.
“Sin los sherpas, el 90% de las personas que escalan el Everest no podrían escalarlo. Hay diferentes grupos. Primero hay uno que arma el camino para que nosotros los mortales podamos subir con más seguridad. Colocan las cuerdas para estar siempre atado y las famosas escaleras que cierran las grietas. Y además de eso, son los encargados de cargar el oxígeno extra que vos necesitás. Yo llevaba un tanque, pero uno solo para hacer cumbre y volver no alcanza. Te ayudan a cambiar el oxígeno y te dan apoyo”, dijo la montañista en una nota con Radio Mitre, y concluyó: “Lo primero que pensé cuando hice cumbre fue alivio. Es duro, por momentos sufrís frío y cansancio… Obviamente que también hay sensación de felicidad, pero a diferencia de otros deportes, cuando vos ganaste, ganaste, y se terminó el partido. Acá cuando llegaste a la cumbre, en verdad estás a la mitad del camino. Hay que volver sano y salvo. Entonces llegás, tenés un poco de felicidad y alivio, pero después tener que estar enfocado para volver porque, de hecho, la mayoría de los accidentes suelen pasar a la vuelta, cuando la gente ya se relaja y está muy cansada (…) El foco tiene que ser extremo”.