El morbo no comunica

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Naturalizamos un periodismo que indaga, penetra y hace eco de la vida privada de las personas, afectando el derecho a la intimidad incluso en hombres y mujeres del ámbito público como si su exposición significara una disminución del umbral de protección. Ante esto, es necesario problematizar estas acciones y resaltar la importancia de ser responsables a la hora de comunicar.

¿Cuántas veces vimos a los medios de comunicación refiriéndose libremente a la privacidad de las personas? ¿Será el rating?, ¿será que vende más? el diagnóstico puede ser amplio pero los efectos de invadir la privacidad y divulgarla siguen siendo igual de nocivos para quienes se despiertan de la noche a la mañana y se encuentran en los principales portales, programas de radio y televisión. Creeríamos que las denominadas «personas públicas» están más preparadas, pero incluso estos personajes mediáticos deben poner sus límites. 

La industria prepara titulares ‘creativos’ e ‘ingeniosos’ con el fin de generar un producto más atrayente y clickbait, como si de una competencia de verdades se tratara, alimentan el morbo con imágenes y frases llamativas sembrando expectativas que hacen padecer angustias a los y las protagonistas, sus amistades, sus familias, y todas aquellas personas que se ven afectadas por la divulgación de situaciones sensibles y confidenciales.

Los casos de Silvina Luna y Wanda Nara que se pronunciaron públicamente sobre su estado de salud, ponen en el centro del debate estas prácticas de los medios de comunicación, levantando muchas voces que se muestran en oposición, llamando a rediscutir tradiciones que son nocivas para quienes no tienen manera de frenar la ola de rumores, declaraciones y opiniones sobre su intimidad.

Silvina Luna, ingresó en terapia intensiva a mediados de junio pasado por una enfermedad renal de la cual poco a poco fue mejorando hasta lograr respirar por sus propios medios, sufriendo avances y retrocesos constantes. Hoy transita una etapa de rehabilitación. Más allá del hermetismo que eligió la actriz y su familia, lo más resonante es la causa judicial que se inició en contra del médico Aníbal Lotocki, denunciado por mala praxis y acusado de llevar a cabo un mal desempeño de su profesión en varias oportunidades.

Otro de los casos que tomó gran resonancia mediática, fue el de Wanda Nara donde un reconocido periodista aseguró en su programa, que la modelo sufre una grave enfermedad. Estos dichos llegaron a los oídos de sus hijos, no respetando la decisión de Wanda de mantenerlos al margen de su estado de salud y de los posibles diagnósticos clínicos. “Lamentablemente, el viernes recibieron por un periodista la confirmación de un diagnóstico que ni yo misma tenía. La medicina no es exacta y en ese momento no habían pasado ni 24 horas de mi primer estudio”, dijo Wanda en sus redes sociales, y además expresó que hubiera preferido que sus hijos se enteren ya teniendo el resultado de los estudios y respetando sus tiempos.

El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) se manifestó a través de un comunicado, donde insta a abordar con mayor responsabilidad las situaciones personales de las personas famosas, citando el ‘Código de Ética’ con el que debe sustentarse la información, con responsabilidad y buenas prácticas, donde quienes ejercen el periodismo «deben respetar la privacidad y la intimidad de las personas», y que «sólo cuando se viera afectado un bien o valor público por un aspecto relacionado con la privacidad o la intimidad de un particular, puede prevalecer el derecho a la información de los ciudadanos por sobre la privacidad de una persona».

“Desde FOPEA volvemos a hacer un llamado a los medios de comunicación y a los periodistas en particular para que informen e investiguen en forma responsable y respetuosa, preservando la privacidad y la integridad psíquica y moral de las personas”, concluye el comunicado.

Desde Lleca, entendemos que la comunicación es responsabilidad, y que el contexto junto a las consecuencias que puede tener la información que brindamos deben ser tomadas con la rigurosidad y criterio. El respeto debe ser punto de partida y de llegada a la hora de comunicar.

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