La comunidad afrodescendiente en Argentina

Share on whatsapp
Share on facebook
Share on twitter
Share on email

Las personas afrodescendientes alrededor del mundo padecen los síntomas de la discriminación racial, y en Argentina esta comunidad fue invisibilizadas durante décadas. Estos procesos trajeron consigo una consecuente dificultad a la hora de fijar y reconocer el orígen de diversos hechos históricos y políticos. A pesar de este borramiento en el relato argentino, este colectivo hizo (y hace) un valioso aporte en la vida social, cultural y política de nuestro país.

El término ‘afrodescendiente’ se instaló en 2001, luego de la IV Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofóbia y las Formas Conexas de Intolerancia de las Naciones Unidas realizada en Sudáfrica. La conceptualización se utiliza para reconocer a todas las personas que fueron víctimas de la trata esclavista durante los períodos de colonización y para aquellas personas descendientes de africanos y africanas que viven en otros continentes. Desde entonces, el lema fue “entramos negros, salimos afrodescendientes”.

El uso peyorativo de la palabra ‘negro’ resuena desde la epoca de la colonización del continente americano, y repercute en aquellos estratos sociales que significan esta palabra de manera negativa y dan continuidad a una tradición racista que impulsó desde hace siglos atrás, decisiones y situaciones que atentaban contra la vida de personas afrodescendientes y su continuidad generacional: la comunidad afro sufrió con mayor violencia el saldo fatal de las guerras de la Independencia, la guerra del Paraguay, y también, por condiciones de pobreza fueron numerosas las víctimas afro en la epidemia del cólera y la fiebre amarilla. 

Entre 1777 y 1812, ingresaron al puerto de Buenos Aires y Montevideo, cientos de barcos con miles de esclavas y esclavos africanos provenientes de Angola, El Congo y Mozambique, y también, del sudeste de África. En el primer Censo que se hizo en el actual territorio argentino a finales del siglo XVIII, se contaron más de 90.000 afrodescendientes sobre un total de 200.000 habitantes, o sea, casi el 50% de la población.

El origen afrodescendiente de la cultura

La cosmovisión occidental del mundo proyecta en las historias de los Estados una determinada manera de comprender el presente y de recordar el pasado. Los discursos que forman parte de la identidad de conformación de los países fueron construidos -y difundidos- desde una lógica eurocentrista, patriarcal, racista y colonial. Estas narrativas sub-representaron a lo largo del tiempo el rol de las mujeres, los pueblos originarios y por sobre todo a las personas afrodescendientes que tuvieron roles esenciales en los distintos sucesos históricos más relevantes en la conformación de nuestra patria. 

En el lenguaje que utilizamos todos los días, hay palabras de origen africano tales como mandinga, mondongo, candombe y quilombo. También, podemos encontrar elementos de la misma descendencia en la gastronomía, la danza y la música, destacándose en ritmos autóctonos de nuestro país como la chacarera y el malambo.

Se pueden conocer sitios que conmemoran la presencia afrodescendiente en Argentina, como es el caso del Parque Lezama y Monumento a Falucho en CABA, el Pueblo de San Félix en Santiago del Estero, Alta Gracia en Córdoba, Parque Cambá Cuá en Corrientes, el Cementerio de los ‘Manecos’ en la ciudad entrerriana de Villaguay, La Capilla de los Negros en Chascomús y en la zona sur de la Provincia de Buenos Aires.

Con el correr de los años, las distintas políticas de memoria le ganaron lugar a la invisibilización y pusieron en escena nombres como el de María Remedios del Valle, la auténtica Madre de la Patria, una mujer afrodescendiente que participó en los ejércitos de Manuel Belgrano en todas sus batallas. 

Lo que no se nombra, no existe

El censo desarrollado en nuestro país en el año 2022, incluyó en su cuestionario la pregunta sobre si las personas se consideraban afrodescendientes o de pueblos originarios. En tal sentido, un 5% de la población se consideró proveniente de africanos/as, mostrando un número mucho más elevado al expuesto en el Censo del 2010, donde solo algunas provincias fueron parte de la consulta y se contabilizaron 149.000 afrodescendientes. 

“Cuando hablamos de la ‘Argentina negra’ nos referimos a las raíces de la africanidad en nuestro país, que no se borra, que sigue viva en las personas y en todo nuestro acervo cultural”, asegura Maga Pérez, afroargentina militante de la Asociación Misibamba, quien completa: “ya lo dijo San Martin que algún día se sabrá que la Patria fue liberada por los pobres, los negros y los indios -y yo le agrego- las pobres, las negras, las indias. La revolución es del pueblo y ahí estamos visibilizando y reconociendo nuestras raíces afrodescendientes e indígenas, sin anular las raíces europeas que también acompañan desde tiempos después, pero en definitiva la plurinacionalidad nos habita desde el principio de los tiempos”.

La fuerte influencia afrodescendiente desde el comienzo de nuestra historia, resignifica la importancia de la comunidad afro en la identidad de la Patria Grande. Abogamos por la construcción de un presente que habilite las voces de todas sus comunidades y que presente en igualdad de condiciones a su gente. Confiamos en una historia que traiga con su memoria a todas las identidades que hoy, con su mixtura, construyen nuestra Argentina.  

TEMAS: