Los pueblos originarios desde siempre se han organizado para reafirmar el pedido de respeto a sus territorios ancestrales. En estos tiempos, las diferentes actividades que impactan sobre los recursos naturales de las regiones donde habitan, se vuelven el ‘eje de la resistencia’ para estas comunidades.
“Las demandas, en general, pasan por el respeto a sus territorios ancestrales, en eso no se diferencian de los demás pueblos-nación originarias que resisten en nuestros territorios”, dice el antropólogo Fernando Miguel Pepe.
Desde 2010, Pepe participó de manera decisiva en 22 restituciones de ancestros de los pueblos tehuelche, mapuche, ranquel, qom, selk´nam, querandí, colla-atacameño, aché y nivacle. A su vez, desarrolló su trabajo con los wichí, yagan, guaraní, diaguita, aymara, quechua y guaycurú.
“Hay muchas comunidades con cosmovisiones diferentes, allí en la puna donde están los salares de litio, pero siempre está por delante con el respeto por la naturaleza y los seres que la habitan. La defensa del medio ambiente y sobre todo sobre sus ancestros que son los custodios de los territorios”, dice el especialista en referencia a la importancia coyuntural que impone el litio, encaminado a convertirse en el mineral más codiciado por muchos países en el mundo.
Tal como fue de público conocimiento durante los últimos días, en la provincia de Jujuy se vivieron hechos de vital importancia en lo político, social e institucional. Las comunidades indígenas al quedar afuera de las discusiones que alteran sus derechos y garantías constitucionales, en la nueva reforma de la normativa provincial, dio paso a la reacción generalizada que se extendió por todo el territorio. El valor económico de sus tierras y la salubridad del agua, son focos que importan en las discusiones al respecto.
Las ideas ancestrales que defendieron los pueblos originarios, estuvieron desde siempre aferradas a un espíritu ecológico como base del pensamiento que integra a toda la región de lo que hoy es latinoamérica, aferrándose al suelo y a la vida como un ‘todo’ ineludible, frente a las sociedades de consumo que proponen un sistema socioeconómico de despilfarro masivo.
“En numerosas comunidades se está en lucha por la restitución de sus ancestros y ancestras de los museos, pero en todas contra el racismo y de los intentos de apropiación de sus territorios”, concluye Pepe.
Las comunidades originarias hoy resisten y luchan por sus derechos, por sus tierras y por la historia que los identifica. Visibilizar este camino, es el compromiso que debemos tomar para defender los principios de humanidad y justicia que llevan como bandera.