TINKA: la única fábrica en Sudamérica de bolitas y bolones queda en Santa Fe

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“La identidad de los fabricantes de bolitas es un enigma. Nunca hubo marcas, ni envases ni publicidad. Algo muy raro debe haber en todo esto“, dijo alguna vez el escritor Alejandro Dolina, en uno de sus cuentos.

La fábrica Tinka está ubicada en la ciudad santafesina San Jorge y, fundada en 1953, es la única que produce bolitas y bolones en Sudamérica, animando a generaciones enteras de infancias en nuestro país. En un mundo que propone a las nuevas tecnologías como forma de entretenimiento por excelencia, son tres hermanas quienes mantienen la tradición: Rosana, Silvina y Mariana Chiarlo. 

La historia de Tinka

Tinka nació de la idea de Victor Chiarlo y Domingo Vrech, que trabajaban juntos en una cristalería hasta que decidieron comenzar con su propio proyecto. De esta manera, en octubre de 1953, surgió este emprendimiento que está cerca de alcanzar sus 70 años. En el año 1956 se retira del negocio el señor Vrech e ingresa al mismo Ricardo Reinero, la sociedad continua la labor y en el año 1960 ingresa Ángel Albino Chiarlo, hermano menor de Víctor.

Desde principios de 2021 la fábrica es comandada por las tres hijas de este último socio: Rosana, Silvina y Mariana, quienes realizaron una serie de modificaciones, puntualizando en intensificar el nivel de producción. Los hermanos Charlo tienen 93 y 84 años. Todavía pasan por el galpón para ver cómo se producen las bolitas que recorren toda la Argentina.

En sus inicios, la fabricación se llevaba a cabo en un horno muy pequeño, y luego, se moldeaba de forma artesanal, así llegaban a hacer unas 12 mil bolitas diarias. Con la llegada de mayor capital, a través de la distribución de los productos hacia todo el país, y con la obtención de maquinarias modernas, pasaron a 400 mil bolitas diarias.

“Fue como una utopía de mi familia. Era un producto que no existía al menos en el país. Mi tío creyó en ese proyecto y lo llevó adelante con mucho esfuerzo y trabajo”.

Rosana

Tinka tiene un catálogo de productos integrado por cuatro modelos de bolitas y bolones: la industrial que es toda negra y se hace con botellas de vidrio marrones o verdes; la ónix que es elaborada con botellas de vidrio oscuro y tiene detalles de color por fuera; la vergel hecha con botellas de vidrio transparente y color por fuera; y la especial, llamada pétalos que es transparente con vetas por dentro.

En la actualidad en Tinka trabajan 9 personas, y muchas de ellas, hace más de dos décadas mantienen vivo el oficio de vidriero. Además trabajan con vidrio reciclado, utilizando 10.000 kg a la semana de vidrio que se convierte en bolitas.

Todos los años, en el mes de septiembre, Tinka organiza un campeonato nacional de bolitas en la plaza que se encuentra ubicada frente a la fábrica. “Viene mucha gente de distintos puntos del país a participar. Es un lindo encuentro con muchas personas que tienen la misma pasión que nosotros por este juego”, afirman desde la fábrica santafesina.

“Hoy estamos atrasados en la venta, ya que la demanda ha superado nuestra capacidad producción. Nuestra idea es adquirir un horno nuevo el año que viene para duplicarla o al menos aumentarla un 50 por ciento”, expresó Mariana, una de las tres hermanas Chiarlo. 

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