Infancias y tecnología: una investigación del CONICET

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La imagen de niños y niñas pasando horas frente a pantallas es muy frecuente desde la aparición de Internet y las nuevas tecnologías. Sin embargo, este es el puntapié para una discusión mucho más profunda sobre el uso de dispositivos electrónicos de entretenimiento por parte de las infancias.

El médico Sergio Terrasa y la psicóloga Olga Peralta, decidieron aportar a esta discusión a partir de una investigación enmarcada en el CONICET sobre los pros y los contras de la exposición a las pantallas en los primeros años de vida. 

“Así como antes las generaciones más viejas nos criábamos con libros, las infancias de ahora se crían con tecnología. Es parte de la cultura. Cuando las infancias actuales lleguen a la adultez cambiará nuevamente la tecnología, vendrán nuevos medios, pero creo que hoy el desafío es enseñar y guiar a las infancias a apropiarse de la tecnología de un modo que sea constructivo y no alienante” cuenta Peralta en diálogo con UniversidadesHoy en un diagnóstico sobre los tiempos que corren.

Si bien esta es una temática que convoca a personas lejos de la ciencia ya sea desde familias hasta integrantes de las escuelas, diferentes organismos de salud también se ven preocupados por este fenómeno contemporáneo. 

Ejemplo de esto son las recomendaciones realizadas por parte de la Academia Americana de Pediatría (AAP), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) en relación a esta temática. 

“En línea con las recomendaciones de la SAP, sabemos que no es conveniente un uso cotidiano de las pantallas en niños menores de 2 años. No solo por cuestiones psicosociales y lingüísticas, sino de desarrollo motor y general de los chicos, y especialmente por el desarrollo neurológico, que puede verse afectado”, cuenta Peralta. 

 “A partir de los 24 meses, se recomienda que los niños pequeños usen la pantalla acompañados por algún adulto. No hay pantalla interactiva que suplante la interacción entre seres humanos. Está ampliamente demostrado que el uso educativo de las pantallas tan en boga, que es muy bueno, no suplanta lo analógico o a los materiales concretos, sino que viene a complementarlos. En síntesis, el desarrollo y la apropiación de tecnologías es un proceso en permanente construcción, que requiere de constantes actualizaciones”, agrega. 

Tecnología y COVID-19

Las condiciones de aislamiento fomentaron profundamente el uso de las tecnologías por parte de las infancias. Esa situación llevó a que Sergio Terrasa, junto a un equipo de trabajo, propusieron la investigación “Exposición a pantallas en niñas, niños y adolescentes: recomendaciones, límites y controversias en el marco del distanciamiento social obligatorio. Un estudio cualitativo” en el que entrevistaron a veintitrés profesionales, pediatras y generalistas. 

“A la hora de recomendar sobre exposición a pantallas, en nuestros entrevistados predominó la intuición personal por sobre la evidencia científica disponible. Reconocieron que el contexto de ASPO visibilizó algunos beneficios asociados a la conectividad que brindan estos dispositivos”, cuenta Terrasa.

Y suma: “Notamos que la percepción sobre las pantallas se está volviendo cada vez más neutral en términos del balance entre sus riesgos y beneficios, conduciendo a que los profesionales sean más flexibles en sus recomendaciones al respecto”.

En cuanto a los fundamentos de los profesionales de la salud sostiene: “Los profesionales reconocieron que la evidencia científica disponible es limitada y que sus recomendaciones se basaban principalmente en su intuición personal. Por eso, como equipo investigador consideramos que se necesitan más investigaciones para comprender mejor los efectos de la exposición a pantallas durante la niñez y nos parece adecuado adoptar una postura más flexible respecto de la consejería, que las recomendaciones taxativas de las guías que se encuentran en uso actualmente”.

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