Todos los partos deben ser respetados

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En el marco de la Semana del Parto Respetado, bajo el lema ‘Cuidar los nacimientos es también cuidar a las familias’, las personas con capacidad de gestar y los distintos colectivos de activistas buscarán visibilizar la importancia de reconfigurar ciertos patrones preexistentes al momento del parto, para que ese momento personal, íntimo, único e irrepetible, se desarrolle con el respeto que merece la persona que nace, la persona que está pariendo y la persona que está acompañando a ambas.

El término Parto Respetado se refiere a la forma de asistencia obstétrica que recibe la persona gestante, resguardando tanto sus derechos como los de su hijo o hija, y su familia. Las claves principales radican en la posibilidad de elegir a la persona acompañante para el momento del trabajo de parto, parto y postparto. También el respeto a los tiempos biológicos y psicológicos, la disminución de la medicalización, recibir información sobre las intervenciones médicas y la participación en las decisiones al respecto. Además el derecho a recibir información comprensible sobre la persona nacida, dar consentimiento sobre las prácticas médicas a realizarse, recibir asesoramiento sobre los cuidados, entre otras.

Hoy, miércoles 17 de mayo, se llevará a cabo en nuestro país la Primera Marcha Nacional contra la Violencia Gineco-Obstétrica. La campaña ‘mi parto, mi decisión’, reúne diversos reclamos ligados a la violencia obstétrica y la profundización de luchas históricas que necesariamente se deben seguir debatiendo. “La campaña incluye muchos otros fenómenos de violencia que no se dan estrictamente en la escena obstétrica de embarazo, parto, puerperio. Intentamos que, en un mismo reclamo, se incluyan otras situaciones de violencia, por ejemplo, en la atención ginecológica y la violencia en la atención en la salud de las disidencias y diversidades. Incluimos, también, el tema de mujeres presas por eventos obstétricos y, obviamente, sumamos las situaciones referidas a la ausencia de implementación de la IVE e ILE”, sostiene Luján Arcidíacono, una de las coordinadoras de la campaña.

Las organizaciones que forman parte de esta campaña, ponen el foco en exponer a la violencia Gineco-Obstétrica como una modalidad de violencia de género y proponen la sanción de proyectos de ley para modificar sustancialmente el paradigma asistencial.

Se utiliza un pañuelo rojo para visibilizar la violencia gineco-obstétrica y neonatal

La violencia obstétrica en Argentina, es una problemática abordada desde hace tiempo, que tuvo sus avances en normativas como la Ley de Parto Humanizado en 2004, sancionada en dicho año pero reglamentada recién en 2015. Luego, a través de la lucha constante de activistas, tuvo su lugar en la ley integral contra la violencia de género en Argentina, en la modalidad que descrita como ‘Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales’.

“Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, de conformidad con la Ley 25.929.”, describe el artículo 6°, inciso e, de la Ley 26.485.

En los datos que arrojan los informes del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, aquellas prácticas, situaciones y/o condiciones de atención que incurren a la violencia obstétrica, se destacan aquellas denuncias que están relacionadas al trato deshumanizado, le siguen el no respeto a la decisión de la mujer, la negación del acompañante y la falta de información. En menor medida, aparecen las denuncias por medicalización de los procesos reproductivos de las mujeres y las otras personas gestantes, las limitaciones para tomar contacto con su hijo/a, y las prácticas de cesáreas, esta última, según los especialistas, dificulta el vínculo con la criatura y aumenta el riesgo de complicaciones para la salud de la persona gestante.

A su vez, tomando de referencia el 2020 y 2021, las denuncias por violencia obstétrica se dieron principalmente en instituciones privadas, con un 64% y 60% respectivamente. La mayor cantidad de denuncias provinieron de la provincia de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Córdoba.

La línea 144 es quien recibe este tipo de denuncias, y si bien el porcentaje es bajo en relación a otras modalidades de violencia de género, desde el análisis de registros explican que esto se debe a que muchas de las personas perjudicadas demoran su denuncia por encontrarse durante un tiempo prolongado en situación de puerperio y cuidados de la persona recién nacida, posponiendo la realización de la denuncia o decidiendo no hacerla. 

El principal tipo de violencia dentro de los existentes en la violencia obstétrica, es la violencia psicológica, ubicándose por encima de la violencia física, simbólica y sexual.

“Siendo las 15:33 se comunica C solicitando asesoramiento sobre una situación de violencia obstétrica. Menciona que se encuentra cursando el quinto mes de su embarazo y realiza sus consultas en el hospital. Relata que el viernes 23 de octubre se presentó en el hospital para realizarse una ecografía y la médica que la atendió le negó el ingreso a la pareja. La contactante alude que frente a esta situación hizo referencia al derecho a estar acompañada y le objetó a la ecógrafa la decisión. Indica que no dejaron que vea el monitor con la ecografía y no le comunicaron si su bebé se encontraba bien. Expresa que luego del estudio, la ecógrafa la maltrató verbalmente.” – relato extraído de registro interno sobre caso C – Línea 144.

Es necesario contar y visibilizar lo que sucede en las salas de parto, para que la ley de Parto Humanizado tenga una implementación eficiente y la Violencia Obstétrica desaparezca ante el avance en el acceso a información de mejor calidad. Dejar de naturalizar un sistema hegemónico que ejerce violencia desde el nacimiento, es sembrar un futuro mejor para las generaciones que vienen. Parir sin violencia es salud, parir respetuosamente es garantizar un derecho para la persona gestante y la persona nacida, hagámoslo posible.

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