Carlos Jáuregui: el orgullo como herramienta de transformación

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Carlos Jáuregui fue un histórico defensor de los derechos LGBTIQ+, encabezando la primera marcha del Orgullo en Buenos Aires, luchó por el primer proyecto de unión civil, y hoy en su honor, en un nuevo aniversario de su fallecimiento, se conmemora el Día del Activismo por la Diversidad Sexual.

Carlos Jáuregui nació en La Plata el 22 de septiembre de 1957 y falleció el 20 de agosto de 1996, a sus 38 años. Es reconocido por ser un referente histórico en defensa de los derechos LGBTIQ+, fue el primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) entre 1984 y 1987, y encabó la primera marcha del Orgullo Gay Lésbico en Buenos Aires, en 1992. Un año antes fundó la Asociación Gays por los Derechos Civiles.

Mediante su militancia colaboró para impulsar el primer proyecto de unión civil y la inclusión de la orientación sexual en la cláusula antidiscriminatoria de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires. Su activismo también buscó la visibilidad mediática. Escribió en diarios y tuvo participaciones en programas de televisión. En 1984, protagonizó la portada de la Revista Siete Días, abrazado al activista Raúl Soria; este hecho constituye un hito al ser la primera vez que una persona homosexual mostraba su cara en un medio masivo de comunicación. Dejando de lado el miedo y el silencio, Carlos Jáuregui utilizó la visibilidad mediática como una herramienta fundamental para que todo el país supiera que la diversidad sexual también es un motivo para sentir libertad y orgullo: “la política de darse a conocer es el recurso más fuerte con que ha contado el movimiento gay”, decía el histórico activista.

Hijo del abogado Carlos José Jáuregui y de la maestra de educación primaria, Elsa Guás, mientras que, su hermano mayor Roberto Mario, fue periodista, activista gay y cara visible de la Fundación Huésped. Creció en la ciudad de La Plata y estudió en el Colegio Arzobispal José Manuel Estrada. 

En 1975 ingresó a la carrera de Historia en la Universidad Nacional de La Plata, y la finalizó en 1979. Fue ayudante de la cátedra de Historia Medieval hasta 1980, y luego, continuó su carrera como profesor de Historia Argentina e Instrucción Cívica en una escuela secundaria.

Vivió en París durante unos años, y en su estadía, participó por primera vez de una marcha del Orgullo Gay. “Fue el motor que decidió mi posterior militancia en el movimiento gay porque, a partir de ese momento, yo empecé a pensar que en la Argentina había que hacer algo. Ahí, en Francia, yo era testigo de cómo era posible vivir en una sociedad libre”, expresaba Carlos, en relación a su experiencia transitada en la primavera parisina de 1981. Decidido a dedicarse de lleno a su activismo por los derechos de la comunidad gay, publicó una nota en un reconocido diario, titulada “Con discriminación y represión no hay democracia”.

Fue el 2 de julio de 1992, la fecha en la que se realizó la primera marcha del Orgullo Gay-Lésbico-Trans, en nuestro país.  En esta oportunidad, centenares de personas protagonizaron la movilización bajo la consigna ‘Libertad, Igualdad, Diversidad’,  desplegándose desde Plaza de Mayo hasta el Congreso. Desde entonces, esta marcha se realiza ininterrumpidamente y se convirtió en el acto público más importante para la comunidad LGBTIQ+, canalizando la visibilización de los reclamos, los derechos conquistados y el orgullo por la elección de la orientación sexual, identidad y/o expresión de género. 

En Argentina, el revisionismo en cuanto a los sucesos históricos anteriores, nos encuentra con que el primer grupo de diversidad sexual del país y de latinoamérica, era la agrupación Nuestro Mundo, y surgió en 1967.

Jáuregui se enfrentó judicialmente al cardenal y arzobispo de Buenos Aires, Antonio Quarracino, quien había dicho que los homosexuales debían ser “encerrados en un ghetto”, y que representaban, “una mancha en el rostro de la Nación”. La querella que presentó no pudo prosperar porque la ley antidiscriminatoria no incluía a la orientación sexual. Al mismo tiempo, Carlos estaba padeciendo el avance de HIV, y fallecería poco tiempo después, un 20 de agosto de 1996.

Una semana después de su fallecimiento, activistas de la comunidad LGBTIQ+ ingresaron mientras sesionaba la Convención Estatuyente con fotos de Jáuregui, pidiendo por la cláusula antidiscriminatoria. El reclamo se hizo escuchar, la clausula fue aprobada de manera unánime y Buenos Aires se convirtió en la primera ciudad latinoamericana en condenar la discriminación fundada en la orientación sexual. 

La figura de Carlos Jáuregui, a 27 años de su muerte, representa un ejemplo de lucha y conquista, logrando que se reconozca a la libertad sexual como un derecho humano. La militancia de Jáuregui es fundamental para explicar los derechos adquiridos años más tarde, influenciando a toda la comunidad que hoy en día, sigue reclamando por el acceso igualitario de derecho que mejoren las condiciones en las que viven y se desarrollan.

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