Llegó al Fashion Week la cuarta generación de tejedoras de Jujuy

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Celeste Valero tiene 29 años y vive en Huacalera, provincia de Jujuy. Desde hace seis años lleva adelante un proyecto familiar que se extendió a otras familias de la comunidad que, a través del tejido, pueden generar un ingreso económico y una oportunidad para conectar con sus raíces. Celeste define a la herencia del tejido como “un honor” y destaca la importancia de luchar por conservar las técnicas ancestrales.

“Estuve en la Argentina Fashion Week en marzo del año pasado y lo que yo presenté en nombre de Tejedores Andinos no tenía que nada que ver con la moda de ese momento, porque nuestra idea fue mostrar una colección que representara una ceremonia sagrada, que es ‘La Señalada’, que se suele hacer en enero o en febrero, y consiste en agradecer por la existencia de los animales, por las llamas, las ovejas, porque gracias a su existencia nosotros existimos y tenemos su legado”, dice Valero.

Tejedores Andinos

La joven conduce una tienda llamada ‘tejedores andinos’ que también funciona como taller, y además, es la casa de su madre, quien es una de las pocas maestras artesanas que se encarga de enseñar telar de cintura. Este taller, ubicado en Huacalera, una pequeña localidad que se encuentra en el departamento jujeño de Tilcara, reúne un total de 18 integrantes, en donde realizan Círculos de Tejido y establecen un espacio en común para compartir ideas y recibir la ayuda de quienes tienen más experiencia, funcionando como hilo conductor para ‘convidar conocimiento’.

“Hemos ido a otras comunidades a enseñar muchas veces, y se trata de dar sin esperar recibir nada, porque siento que mis padres han dado mucho durante su vida, y es fundamental compartir y devolver.”

Celeste sostiene que «nació entre hilos», porque cuando era bebé su mamá se sentaba en las noches a hilar y durante el día, mientras hacía las cosas de la casa, también; a su vez su papá estaba en el telar, porque ambos son tejedores y sus papás también lo eran. La joven cuenta con orgullo que recibió la herencia por parte de ambas líneas de su familia, y continúa, “Me reconocí como tejedora recién a los 23 años y era tan fuerte el honor que empezaba a sentir por mis raíces, que me eligieron como representante del país en un encuentro internacional de tejedores tradicionales en Perú, y todo empezó a tomar forma”.

A su vez, destaca la importancia de sostener el proyecto con una impronta identificativa de sus raíces. Luego de pasar por diferentes rubros que abarcan desde la agricultura hasta el rubro de la hotelería y el turismo, hoy en día está cursando el último año de la especialización en Diseño Textil y de Indumentaria.

En la actualidad, Celeste visita a  grupos de artesanos de diferentes comunidades indígenas, que en total representan 80 artesanos y artesanas independientes, de esta manera, si bien reconoce a la moda como industria, busca constantemente complementar ese conocimiento con una cosmovisión andina latente.

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