Celina Duarte, la joven que lidera un taller de escritura en braille

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Celina es una joven no vidente de 22 años que está impulsando un taller de escritura en braille realizando una contribución importante para la comunidad.

Con 22 años, Celina Duarte, una joven no vidente, lidera un taller de escritura en braille en el barrio Pancho Ramirez, en la provincia de Entre Ríos. Destacándose por su compromiso comunitario y la educación inclusiva, lleva adelante esta idea dirigida a los vecinos y vecinas, para poder darle visibilidad a este sistema de escritura y lectura.

“La idea del taller surgió con el deseo de contribuir al lugar donde crecí, donde están mis abuelos y decidí aportar lo que sé hacer, es algo que se ve poco y más en un barrio. Quería retribuir todo lo que este lugar me ha dado a lo largo de mi vida”, contó Celina. “Decidí comenzar con un grupo pequeño para evaluar el éxito y ajustar el enfoque en consecuencia”, explicó.

El sistema Braille, es justamente, un sistema de lectura y escritura pensado y diseñado para personas no videntes, basado en el sentido del tacto. Fue creado durante el siglo XIX por un pedagogo francés llamado Louis Braille. Es un mecanismo de escritura que a través de puntos de relieve sobre una superficie lisa, busca una manera diferente de representar el lenguaje tradicional.

“Estoy contenta con los resultados, ellos aprenden rápido es cuestión de adaptar los métodos. Por ejemplo, ahora estamos utilizando cartones de huevos pintados. No necesitas una computadora o una presentación de PowerPoint para enseñar braille de manera efectiva”, expresó la joven.

Los vecinos y vecinas de su barrio le brindan apoyo constante, por ejemplo cediéndole el salón comunitario, mientras que los materiales corren por responsabilidad de su alumnado. Esta mancomunión, reafirma los lazos de la comunidad para concretar objetivos.

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Celina también está involucrada en otros emprendimientos, y uno de ellos se trata de colaborar a los restaurantes locales para que puedan crear versiones accesibles de sus cartas en formato braille, extendiendo la inclusión en cada vez más ámbitos con más difusión, planteamiento de problemáticas, y soluciones tanto para ella como para muchas personas que lo necesitan. La autonomía es muy valorada por las personas que tienen una discapacidad visual, y es fundamental que se impulsen mejores herramientas para un avance cualitativo.

En cuanto al taller, Celina planea continuar hasta fin de año, con vistas a que el proyecto continúe, y que su compromiso por seguir ampliando horizontes pueda dar sus frutos tanto en su barrio, como también, en la vida de cada alumno y alumna que forma parte del proyecto.

“Estoy contenta con los resultados, ellos aprenden rápido es cuestión de adaptar los métodos. Por ejemplo, ahora estamos utilizando cartones de huevos pintados. No necesitas una computadora o una presentación de PowerPoint para enseñar braille de manera efectiva”, concluyó Duarte.

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