Los días de la Revolución

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Los rumores provenientes del viejo continente, iban tomando forma de certezas: la Junta de Sevilla había caído en manos de Napoleón Bonaparte. Esta situación no solo representaba la derrota del último bastión de la Corona española, sino también, una severa deslegitimación de Baltasar Hidalgo Cisneros, que había sido designado virrey del Río de la Plata por dicha autoridad.

El virrey Cisneros determinó que se crearía una nueva regencia americana que represente a Fernando VII y defienda los intereses de la Corona. Sin embargo, los patriotas que rodeaban el centro de decisiones, entendieron que al haber desaparecido la Junta de Sevilla, había llegado el momento de convocar a un Cabildo Abierto para discutir el rumbo a seguir.

La Semana de Mayo ya había empezado y el clima de revolución no tenía vuelta atrás.
El 21 de mayo, Domingo French y Antonio Luis Beruti, se reunieron para reclamar con elocuencia, la renuncia del virrey y la realización del Cabildo Abierto. La temperatura comenzó a elevarse y, criollos como Juan José Paso y Juan José Castelli, exigían la conformación de una Junta autóctona, para que el poder regrese indefectiblemente al pueblo. La caída de Sevilla en manos francesas, era el punto de partida de toda discusión durante estos días.

El 22 de mayo por la noche se realizó la votación, y al día siguiente, se efectuó el conteo de votos. Triunfó ampliamente la opción de deponer al virrey de turno y delegar el poder en el cabildo. Pero para sorpresa de muchos, el Cabildo nombró al virrey depuesto para que presidiera la Junta.

Si, si. Tal como lo estás leyendo: semanas enteras donde se discutía para que mediante la decisión popular se deponga al virrey, y de todas formas, el mismísimo Cisneros terminaba liderando la nueva estructura de autoridades. Este armado estaba integrado también por Cornelio Saavedra, Juan José Castelli, entre otros. Ambos criollos que ni siquiera fueron avisados, no dudaron en renunciar a integrar la junta, y de inmediato, el regimiento de patricios tomó las armas. En sintonía con todos estos acontecimientos, quedarían inmortalizadas las palabras de Manuel Belgrano, cuando en la casa de Nicolas Rodríguez Peña, juró arrojar por las ventanas al virrey Cisneros si no renunciaba al día siguiente.

“¡Juro a la patria y a mis compañeros que sí a las tres de la tarde del día de mañana el virrey no ha renunciado, lo arrojaremos por las ventanas de la fortaleza!”.

Finalmente, el 25 de mayo, se conformó una nueva junta de gobierno. La Primera Junta fue presidida por Cornelio Saavedra, sus secretarios fueron Mariano Moreno y Juan José Paso, y los vocales designados fueron Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Juan Larrea y Domingo Matheu.

La gesta revolucionaria de mayo de 1810, representa el enorme valor de los debates populares y la voluntad de quienes lucharon con el propósito de generar una transformación social y política, logrando quebrantar los lazos coloniales y elevar el espíritu independentista de nuestra patria.

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