“Dibujos Urgentes, testimoniar juicios de lesa humanidad”: un libro para la memoria

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Paula Doberti y Eugenia Bekeris utilizaron su arte en una de las causas más importantes de los derechos humanos de nuestro país. En el año 2010 comenzaron los juicios de lesa humanidad, pero los registros fotográficos y de video habían sido prohibidos en los mismos. Sin embargo, dos artistas visuales decidieron dibujar lo que vieron sus ojos en los tribunales federales de Comodoro Py. 

El libro es un conjunto de retratos a mano alzada de los genocidas y los/as testigos/as durante las largas jornadas de los juicios. Sin preparación previa ni corrección posterior, las ilustraciones dan cuenta de los momentos exactos que los lápices pudieron captar. Caras, cuerpos y gestos fueron plasmados aquellas manos nerviosas y al mismo tiempo firmes que decidieron hacer un acto de rebeldía. 

La decisión de la Corte Suprema por prohibir las fotos y videos, fue una medida que la agrupación H.I.J.O.S entendió como un beneficio para los genocidas, ya que permitía el resguardo de su identidad y les brindaba un derecho a la privacidad. En conjunto con el Departamento de Artes Visuales de la UNA pensaron esta iniciativa bajo la premisa “No se puede filmar, no se puede fotografiar, pero se los puede dibujar”.

Además de las imágenes, Dibujos Urgentes cuenta con textos que contextualizan y complementan los diferentes rostros. “Son textos que dialogan con los dibujos, con la importancia del testimonio, de las personas testimoniando” cuenta Julieta Colomer, impulsora del libro e hija de desaparecidos. 

Entre los/as autores/as de aquellos escritos se encuentran el ex juez Carlos Rozanski, la referente de familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz Ana María Careaga, la sobreviviente Graciela Daleo, la periodista, docente e investigadora de la Secretaría de Derechos Humanos María Rosa Gómez, la psicoanalista y fundadora del centro de asistencia a las víctimas Ulloa, Fabiana Rousseaux, la fiscal Gabriela Sosti, y Julieta Colomer y Hernán Cardinale de la editorial Mónadanomada, quienes se encargaron de la edición del compilado. 

Si bien el objetivo inicial era el de hacer un registro sólo de los genocidas, luego fue virando al protagonismo de los/as testigos/as. El homenaje a aquellos/as familiares y sobrevivientes es una manera de poner en valor su valentía y perseverancia. “El genocida es siempre genocida, siempre habla desde ahí. En cambio, hay muchísimos tipos de víctimas y testimonios”, cuenta Colomer. 

También destacó la intención de devolverle el protagonismo a los/as testigos/as, que es una escucha que les debe la sociedad toda y que encarnan una historia que es de todos/as porque es la historia de nuestro país. 

Ambos/as editores/as expresaron sobre el libro: “La justicia, que cuenta con la capacidad simbólica y a la vez real de legitimar la verdad y punir lo que no debió haber sido, adolece de poder comunicar a la sociedad la inmensidad de experiencias, recuerdos, sensaciones, pérdidas, dolor, horror y muerte que debió escuchar para dar sentencia. Aquí, entonces este libro se conjura a una experiencia más allá de la justicia, invitando a la escucha urgente del pasado que tristemente hace a nuestra identidad y nuestro presente”. 

En junio del presente año, el libro fue declarado de interés en Comunicación Social y Derechos Humanos por la Legislatura de Buenos Aires. El proyecto impulsado por los diputados Juan Pablo O’Dezaille y Victoria Montenegro, tuvo como objetivo reconocer la importancia de la labor de las artistas, así como también destacar un aporte significativo a la Memoria, la Verdad y la Justicia.

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