En el marco de los festejos por el 1° de mayo, Día internacional del trabajador y la trabajadora, el presidente de la Nación Alberto Fernández, emitió un mensaje en sus redes sociales en el cual destacó que su gestión alcanzó el nivel de desempleo más bajo en décadas. Más allá de lo expuesto, los niveles de pobreza se encuentran altos, ¿cómo se explica este fenómeno?
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) informó que la tasa de desocupación en Argentina fue del 6,3% en el último trimestre de 2022, significando una una caída del 0,7% con respecto al mismo período del año anterior, registrando el nivel más bajo desde el 2004. En enero de 2023, el trabajo registrado creció un 4,7% en relación al año anterior.
Si bien todo indica que esta situación disminuiría los niveles de pobreza, en el informe elaborado por el INDEC, vemos una situación diferente: la segmentación por ciudad demuestra que más allá de los bajos niveles de desempleo, la pobreza se mantiene elevada; este fenómeno refleja que personas que cuentan con un trabajo registrado sufrieron un deterioro del salario real en los últimos años, así también, muchas de esas personas padecen la informalidad y la precariedad laboral.
“La desocupación volvió a estar por debajo de los dos dígitos. Recuperamos el empleo perdido durante la pandemia y en 2018 y 2019. Le dimos asistencia a todos los que lo necesitaban en cada rincón de la patria”, afirmó el presidente y siguió, “a pesar de la pandemia, a pesar de la guerra, a pesar del endeudamiento, siempre, siempre el Gobierno puso el norte en garantizar la continuidad del trabajo”.
Sin embargo, tal como lo detalla el siguiente gráfico, la disminución del desempleo y el aumento de la pobreza, representan el fenómeno de trabajadores y trabajadoras pobres, en donde al aumento de precios se le suma el deterioro de los empleos existentes y la caída de la remuneración, propiciando un problema en la estructura social.
En lo que respecta a otros indicadores positivos, se encuentra la utilización de la capacidad industrial instalada, la cual en el primer bimestre de 2023 promedió el mayor nivel de los últimos siete años: “este registro implicó un crecimiento de 2,8 porcentuales respecto al mismo período de 2022 y de 6,2 puntos respecto al primer bimestre de 2019”, expresa el comunicado emitido desde el INDEC.
La capacidad instalada en la industria es una ratio de producción que determina el máximo rendimiento posible esperable por una empresa, unidad de producción o sección, teniendo en cuenta los recursos que son empleados y el período de tiempo.
“La industria está en un momento de mucha producción, fruto de nuestra convicción sobre la importancia del sector para toda la economía. Sin duda atravesamos una coyuntura compleja, pero trabajamos día a día para resolver cada problema y acompañar a los rubros productivos que atraviesan más dificultades. Tomamos medidas concretas para mantener el nivel de actividad, fomentar las exportaciones y generar más empleo”, resaltó Jose Ignacio De Mendiguren, actual secretario de Industria y Desarrollo Productivo.
En tanto la tasa de empleo, el 73,6% son personas asalariadas, de las cuales 35,5% no cuenta con descuento jubilatorio, el 22,4% trabaja por cuenta propia, el 3,6% son patrones y el 0,4% trabajan en ámbitos familiares sin remuneración. En lo que respecta al grupo de personas asalariadas, la proporción aumentó de un 33,3% hasta el 35,5% en el término de un año. Mientras que en el caso de las mujeres de 14 a 29 años, disminuyó la tasa de actividad en 1,8 puntos, y, la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 25%.
Entendiendo la cuestión desde un plano federal, si tomamos el caso del Gran Buenos Aires, Córdoba y Rosario, las tasas de desempleo están en el 7 y 8%, y la Población Económicamente Activa (PEA) alcanza el 50%. En Viedma, Santiago del Estero y Formosa, el mismo índice llega a un 2% pero la PEA es de un 40%. Estas situaciones se explican, en parte, por la escasez de empleo disponible, por la mala calidad de los mismos, y en menor medida, por carencia en la calificación para tomar ciertos trabajos.
Por un lado, se puede observar un crecimiento en variables trascendentales como el empleo y la productividad, por el otro, los índices altos de pobreza con sus respectivas dimensiones consistentes en bajos niveles de poder adquisitivo y una menor disponibilidad del salario, marcan la principal razón del desfase entre desempleo bajo y pobreza alta.
Generar un verdadero piso de derechos, elevar los convenios colectivos y equilibrar los salarios, son pasos importantes para mejorar la dinámica de concentración y crecimiento, hacia un camino de distribución de la riqueza que se traduzca en mayor bienestar para los trabajadores y las trabajadoras del pueblo argentino.